El ‘Marco’ español va a Benidorm por Navidad
Valorar una ficción por su capítulo piloto no es la mejor de las prácticas, pero en el caso de la miniserie de Antena 3, ‘Marco’, la historia cuenta con tres entregas.
Repasemos tres aspectos:
1. La fotografía
Lo primero que llama la atención de ‘Marco’ es su estupenda fotografía. Álvaro Gutiérrez, el director de foto, crea una brillante colección de imágenes contrastadas en tonos tostados.
La complejidad de su tarea se ejemplifica en la secuencia en la que Ernesto Alterio, el malévolo asistente social, persigue a Marco y su hermano por los vagones de un tren iluminado con fluorescentes en el techo. Sin embargo los personajes aparecen sin sombras bruscas, posiblemente gracias a la luz rebotada desde abajo.
2. La adaptación
Dos características marcan la adaptación. La historia transcurre en España porque en nuestras series funciona mejor lo local. Y la época, se traslada a los 80 para hacerlo verosímil (¿os imagináis ‘Marco’ en la actualidad con tecnologías que nos trunquen la trama?). Así el protagonista no vive en un pueblo italiano ni su madre se marcha a Argentina sino que se va a Benidorm.
Foros como Twitter mostraron su desazón por la sustitución del inseparable compañero, el mono Amedio, por un hermano pequeño. Una elección que va a favor de la adaptación con actores de carne y hueso, que ofrece al protagonista la posibilidad además de contar sus pensamientos a alguien y le dota de un carácter responsable.
El primer capítulo arranca con escenas emotivas, marca de la serie japonesa, pero que son imposibles de mantener durante los setenta minutos que dura la ficción española. Acaba con un gancho final coherente con la franquicia de la serie: porque si en la primera entrega se desarrolla una búsqueda, en la segunda se apunta una nueva antes de la resolución final.
3. Para todos los públicos
Hasta aquí los pros de una historia que busca un público familiar pero que se despreocupa del adulto. ‘Marco’ emplea los formas del cuento infantil (arriesgado el croma de Ariadna Gil y el pequeño Lucas como príncipes del Medievo).
La miniserie respeta la división entre buenos buenísimos y malo malísimos de los dibujos en un panorama cultural en el que el espectador ya ha visto muchas series y busca una mayor profundidad en los personajes con “rasgos oscuros” que los bajen a ras del suelo.
De esta forma, el público infantil se convierte en el verdadero público objetivo de ‘Marco’. Habrá que esperar a que el factor nostalgia haga el resto por los mayores.
Comentarios
Si me dejo llevar por tu apreciación,desde ya, seré una espectadora más.Leí y releí” De los Apeninos a los Andes”, y por qué no decirlo,lloré una y otra vez,pues siempre me identifico con este tipo de personajes.
Tu comentario ha sido muy descriptivo,y ya me engancharé a comprobar si coincide con mi valoracíón.
¡Genial María Elena! Si la ves, dame tu opinión. Ya sabes que la valoro mucho. 🙂
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